domingo

EL VASCO IRISARRI, LA HUELLA LUMINOSA DE LA PLATA

 

“Somos profesionales de la educación, no de salud. Damos la VIDA en la escuela  atendiendo situaciones que nos exceden. Trabajando en situaciones de stress constantes. La mayoría de las escuelas ya parecen defensorías y juzgados…. Los padres se dirigen  directo al Ministerio porque así lo crearon ustedes “

Clamor de una docente argentina, 2025

En el día de hoy, con tantos docentes excedidos en demandas y problemas, sin la protección adecuada por parte de las autoridades educativas, totalmente expuestos y sin propuestas que ofrezcan reales soluciones nos va a parecer increíble la historia que procederé a relatar, sin embargo es real en todos sus aspectos y detalles. Para conocerla viajaremos en el tiempo hacia la ciudad de La Plata

                                           Foto Archivo Historico Salesiano


EL VASQUITO

Alberto Jorge Irisarri nació en La Plata el 22 de enero de 1929 en casa de su abuela paterna, sita en calle 12 Nº 1291 (luego 1295). Sus padres fueron Juan José Irisarri y Antonia Arteaga (se la refiere como Pilar en las biografías de Alberto). Tuvo dos hermanos: Juan Carlos y Olga María.  De obvio origen vasco por ambos progenitores (en su árbol genealógico están los apellidos Irisarri, Errandonea, Arteaga, Aguirre, Urrutibeheity) no llama la atención que Alberto Jorge fuera conocido como el vasco o el vasquito. También lo llamaban Beto, aunque con el tiempo empezó a preferir ser llamado Alberto Jorge.

En el mismo año de su nacimiento la familia se trasladó a Chascomús donde vivieron seis años. Y Beto comenzó a amar las cosas del campo, amor que mantuvo durante toda su vida.

En 1937, a los ocho años, ingresó como alumno en el Colegio Sagrado Corazón de La Plata, en 57 Nº 681.

                                             Foto Archivo Historico Salesiano

Alberto Jorge era un niño alegre y  generalmente se lo veía de buen humor. Desenvuelto en su andar, tenía una sonrisa que nunca lo abandonaba. Vestía correctamente, con pulcra sencillez, tenía la costumbre de ponerse corbata al salir a la calle e instaba a los demás a hacer lo mismo. Era ordenado, humilde y cortés. Todas estas cualidades son más meritorias si se tiene en cuenta que Alberto Jorge  tenía un temperamento fuerte y tuvo que aprender a moderar sus impulsos y vehemencias al plantear sus puntos de vista. Niño al fin, su vida no estuvo exenta de travesuras, amaba las alturas y en ocasiones, siendo muy chico, se puso en verdadero peligro.

Diligente y madrugador le gustaba preparar el desayuno a sus padres y sabía muy bien cebar mate. Llamaba la atención su atención y compostura en clase, era un niño de ojos grandes que bebía con avidez las palabras que se decían. Amaba ir de excursión.


Este chico fuera de lo común desarrolló en la escuela (y fuera de ella) una actividad asombrosa.  Sería largo enumerar todo su accionar y relatar sus múltiples anécdotas (no en vano existen dos libros  que dan detallada cuenta de ello)  Desde salir triunfador en los certámenes de Catecismo que organizaba la escuela hasta enseñarle a los más chicos el servicio del altar como monaguillo. Fue Aspirante Jefe de la Acción Católica, uno de los fundadores de la Sección San Juan Bosco en el grupo Domingo Savio, Celador Mayor de la Obra de María Auxiliadora, Secretario de la Compañía del Santísimo Sacramento, Vicepresidente de la Compañía de la Inmaculada y dos veces Presidente de la Compañía de San Luis (fue miembro de la Compañía de San Luis desde 1941).

En 1941, a los doce años, recibió la Cruz de celador en el Apostolado de la Oración. En las fiestas patrias desfilaba orgulloso  como Cabo 1º del Batallón 10 con el uniforme de los Exploradores Argentinos de Don Bosco. Se convirtió en el factótum del Colegio Sagrado Corazón, preparaba listas de ayudantes a Misa y el mismo ayudaba al sacristán

En las escuelas salesianas estar alegres es una premisa importante. Alberto Jorge no fue menos, siempre dispuesto a alegrar a quienes lo rodeaban y tanto en las fiestas de la escuela como en casa estaba dispuesto a hacer dramatizaciones.

                                              Foto Archivo Historico Salesiano


En clase improvisaba discursos con motivos de las fiestas de la Virgen. Si encontraba palabrotas escritas en las paredes, ahí iba Beto a borrarlas, arrancó revistas inconvenientes de las manos de sus compañeros e hizo campañas telefónicas para comuniones. ¿Su abuelita muy enferma? Beto sin dudarlo le llevó un confesor.

Servicial, prestaba sus útiles y hasta sus zapatillas, modelo de generosidad y compañerismo, descolló en el fútbol como capitán del equipo Buenos Aires (como buen alumno salesiano era hincha de San Lorenzo, cuyos partidos seguía por radio)

                                                  Foto Archivo Historico Salesiano


Sabía defender al ausente, ponerse del lado del más débil y no dudaba en presentarse ante sus maestros o directivos para interceder por tal o cual compañero castigado. El mismo, en una ocasión en que fue calumniado y castigado sin justicia supo guardar silencio y aceptar la penitencia impuesta.

En las vacaciones generalmente la familia Irisarri iba al campo, a Chascomús. Beto hacía todo lo que estaba a su alcance para mantenerse útil: ayudaba en tareas agrícolas, se levantaba temprano, cebaba mate y ensillaba su petizo rosillo de nombre Tarzán. Daba galopes recorriendo el campo.  Los domingos iba al pueblo a caballo para participar de la Misa. Aprovechaba los días en el campo para leer los libros que se había llevado consigo.  La Historia Sagrada, la Historia de la Patria y la Vida de Don Bosco y la Juventud Instruida estaban entre sus lecturas preferidas.


                                                  Foto Archivo Historico Salesiano

Su piedad era intensa y se confesaba semanalmente. Comulgaba. Devoto del Santo Rosario y de la Santísima Virgen María, solía rezar el rosario mientras iba o volvía de la escuela y en tiempos de vacaciones  lo rezaba por las tardes. Tenía una imagen de la Virgen de Luján a la cabecera de su lecho y  llevaba siempre su cuadrito de María Auxiliadora cuando salía de vacaciones. Los días sábado invitaba chicos para ir a rezar al altar de la Virgen. Hay indicios para pensar que Alberto Jorge pensaba ser sacerdote. En una libretita tenía anotada frases como “Viviré de tal modo como si hoy mismo tuviese que morir”  y “Los Santos mueren con la sonrisa en el rostro porque tienen la paz en el alma”.  Solía repetir “El tiempo es cielo”



Finalizó sus estudios primarios en 1942 en el Colegio Sagrado Corazón con muchos éxitos cosechados. En toda su escolaridad primaria recibió un sinfín de distinciones sin dejar de ser modelo de generosidad y compañerismo. Siendo él mismo un  alumno, llegó a dar clases de catecismo  a los más chicos en el Oratorio los domingos y elaboraba informes como haría un docente. Durante tres años fue el encargado de izar y arriar la bandera. Había obtenido premios de honor en el curso, en conducta, en aplicación, en religión, asistencia, puntualidad, declamación, gimnasia, asistencia dominical y carpeta de deberes.

                                                           Bendicion de la Bandera


                                                           


EL FINAL

Comenzó el secundario en 1943, primer año nacional, también en el Sagrado, como conocían al colegio en la ciudad de La Plata (pero en otro edificio).

Capilla del colegio Sagrado Corazón de La Plata-Nivel secundario.


Algo ocurrió.

Empezó bien pero luego el rendimiento académico de Alberto Jorge comenzó a descender junto con un alarmante decaimiento físico, pérdida de peso, palidez e insomnio. Se lo veía serio, decaído y cansado ya no era el Beto alegre de años anteriores ni jugaba en los patios, prefería leer las carteleras. Cesó casi por completo su actividad deportiva. Al finalizar el primer bimestre fue aplazado en dos materias. Dejó de entregar los informes semanales de su grupo al Delegado de Aspirantes de la Acción Católica y terminaba agotado después de dar clases los domingos en el Oratorio.  Se mantuvo fiel en las prácticas de la fe de oración y sacramentos.

Un día empezó con dolores de cabeza y tuvo que abandonar la clase; días más tarde, sufrió  otro ataque igual, se sentó, cerró los ojos y se apretó la cabeza con las manos. . El 13 de junio, día de Pentecostés, al volver del Oratorio se sintió muy mal. El lunes 14 siguió mal y permaneció en cama. El miércoles pudo levantarse pero a las pocas horas empeoró. El jueves 17 pasó mala noche. El viernes 18  el médico lo vio dos veces, esa noche Beto no pudo dormir a causa de los dolores de cabeza. El sábado 20 lamentó no poder ir a una reunión de Catequistas y pidió avisaran al Asesor. Nueva visita médica. Esa tarde se sintió un poco mejor y pudo escuchar por radio el partido de San Lorenzo celebrando sus goles.

El domingo 20 de junio recibió los sacramentos de Confesión, Viatico y Extremaunción de manos del padre Iturralde, de la Catedral. Se puso muy contento cuando fueron a verlo de su escuela el padre Asesor de Acción Católica  y el delegado de Aspirantes Sr Alegre. ¡Vienen del Sagrado Corazón!  ¡Vienen del Colegio!, exclamó. Recibió la Bendición Papal y varias veces la de María Auxiliadora. Pedía que sus compañeros y maestros rezaran por él. Más a la noche el padre Director del Sagrado Corazón, recién llegado de Buenos Aires, se presentó en el domicilio, Alberto Jorge dormía. Le dejó una medalla de la Virgen y nuevamente le dio la bendición de María Auxiliadora.  Cerca de la medianoche Beto despertó y le dijo a sus padres que dieran gracias de su parte a los médicos que tan bien lo habían atendido y a todos aquellos que habían ido a visitarlo. El padre le dio a beber agua para que pueda tomar el calmante,  Beto dijo “que fresquita está”, besó la medalla de María Auxiliadora y cerro sus ojos después de mirar dulcemente a sus padres. El 21 de junio de 1943, a las 0,30 con una leve sonrisa en sus labios, en su casa de calle 15 Nº 1327 de La Plata, falleció de meningitis Alberto Jorge Irisarri. Firmó el certificado el Dr Hugo Orlandi. Curiosamente, el 21 de junio es el día de San Luis Gonzaga, ¿Casualidad? Él hubiese dicho que no.

 

DESPEDIDA

La despedida fue emotiva, había sido un chico querido por todos. A Alberto Jorge le colocaron el distintivo  verde de aspirante de la Acción Católica y la medalla de San Luis. La bandera de la escuela acompañó  a su estudiante más famoso. Durante una semana se depositaron flores frescas sobre su pupitre en el aula: el segundo banco de la fila central, hasta que otro chico fue ocupar su lugar el lunes 28 de junio. Ya lo dice el tango…el mundo sigue andando.

Tuvo un tiempo de fama. Su vida fue publicada en La Hojita, la revista de la escuela en julio de 1943. En su propio colegio fue ensalzado como digno exponente de la educación Salesiana y comenzaron a recolectar material para su biografía. La revista salesiana cordobesa Mies Divina también se hizo eco de su vida. Dos libros fueron escritos, Huella Luminosa y Alberto Jorge Irisarri. En el Colegio Pio X de Córdoba al instalarse un Centro Interno de Acción Católica  se eligió como modelo y titular a Alberto Jorge Irisarri. Y en el extranjero una revista en inglés “Don Bosco in India” publicó una nota sobre su vida en 1946. Para 1949 su historia era conocida en España y puesta como modelo.


Cerámico de homenaje ubicado en pared del patio del Colegio secundario Sagrado Corazón de La Plata


Los restos de este niño descansan en el Cementerio de La Plata, arcada A nicho  24



REFLEXION FINAL

El 19 de marzo de 1944, el padre Lucha Puig, por radio El Mundo dijo sobre Alberto Jorge Irisarri: “Allí donde se unan de verdad padres y educadores, conscientes de su altísima misión, los casos Alberto Jorge no serán raros”

Pero estos casos seguirán siendo raros porque esta unión no sucede. Se permite que las escuelas sufran lo que leímos en el testimonio de la docente que encabeza este artículo. No se entiende que, para que los niños sean bien atendidos primero hay que cuidar al docente. Poner en primer lugar la mirada en el cuidado, la atención, en el bienestar del docente y lo demás vendrá por sí solo.

 

 

Guada Aballe

 

Fuentes consultadas

Alberto Jorge Irisarri-folleto publicado por el Colegio Sagrado Corazón de Jesús en La Plata. Año 1944

Documentación en Archivo Salesiano Yapeyu : Vida Ejemplar, por Raul Entraigas. revista Orientaciones Nº 5. Septiembre de 1943, paginas 18 a 21.

Don Bosco in India. Vol XVI Nº VI September 1946

Alberto Jorge Irisarri de Gabriel Feyles. Editorial Difusión.1953

Alberto Jorge Irisarri (Huella Luminosa), de Oneas Islas. S.S Editorial Difusión

Estampas recordatorias

"La Plata, La Plata, Buenos Aires, Argentina registros," imágenes, FamilySearch

(https://www.familysearch.org/ark:/61903/3:1:3Q9M-C3H5-LQL4?view=index : 22 feb

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Agradecimiento a Soledad Urrestarazu y Guadalupe del Archivo Historico Salesiano.