Circuló en la ciudad de Buenos Aires,
allá por 1870 o 1871, un folleto titulado Causa de Andrés Irigoyen que
narraba las actividades delictivas de un barcelonés y parece que este folleto
le dio ideas a algunos…
En 1871 un vecino de la Boca del
Riachuelo recibió una extraña cartita donde le decían que iban a matarle a su
hijo si no depositaba cierta cantidad de dinero en un paraje que le indicaban.
La carta llevaba como firma las parabras Juramento di morti acompañadas de pequeñas
cruces. De inmediato el hombre avisó al comisario Biedma, a cargo de la zona
por ese entonces, y lograron atrapar a quien fue a buscar el dinero.
Pero eso no quedó allí. En marzo de 1872
los Dres La Rosa, Peron y Fluguerto recibieron artas parecidas, se les ordenaba
que el día 15, a las ocho de la noche, colocaran en el inodoro de la plaza 25
de Mayo diez mil pesos cada uno, dentro de una botella, bajo amenaza de muerte.
Reproducimos el texto recibido por el Dr Fluguerto y que lleva fecha 12 de marzo
de 1872:
Muy señor nuestro: Estrañará la lectura
de esta pero la medita la bida escabrosa de algunos pronto se combencerá que
para estos no ay nada imposible, porque asi como unos forman grandes sociedades
con sus capitales emprenden colosales empresas, otros tan solo con su decisión
y sangre fría también pueden llebar acabo las que se forman en su pues bien:
nosotros también estamos en sociedad bajo un solemne juramento de llebar a cabo
lo que se proponga; por lo tanto emos pensado que V. como hombre de brillante
carrera y posición nos puede dar diez mil pesos para atender á lo que precisamos:
y para que nosotros recibamos estos diez mil pesos es necesario los ponga
adentro de una botella y bien tapada la lleva el dia 15 del presente mes á las
8 de la noche al sumidero de la plaza 25 de Mayo y la deja en el suelo junto al
Bujero que se orina, que uno de nosotros iremos a rrecojerla. En la intelijencia
que de no hacerlo así, cuente que no está seguro ni en el sagrario porque
aunque sea en la iglesia lo degollamos a V. ó al primero que beamos de su casa,
usté no sabe quien somos nosotros y nosotros sabemos quien es V. y el dia que
menos piense le hará el saludo con puñal y rebolber, y esto no lo tome abroma
que si para el citado dia no manda los diez mil pesos en la forma en que le
decimos entonces ba a ber una cosa linda
el dia que menos piense recuerde que suceden algunos asesinatos y muchas veces
se ignora el orijen que amotibado, y muchas veces suele ser por cosas de esta
naturaleza que por no dar una Friolera caen en el laso el dia que menos piensan
porque el leal no biba hasta que quiere el traydor, y de esto no de parte ni lo
diga anadie porque entonces no se libra aunque dase un millón, en fin, X. sabe
lo que mas le conviene nosotros ya lo tenemos todo prebisto á todo lo malo si
da parte, pueden agarrar al que baya por la botella, pero entonces los hotros
cumplirán el juramento.
Suyo
Antonio Solis (y compañeros)
Los tres fueron a la policía y el Jefe
dio instrucciones a los comisarios Wright, Agrelo y González para que actuaran
en el caso. El Dr Peron, siguiendo indicaciones policiales, dejó la botella en
el lugar indicado. Atraparon a un tal Antonio Bertinti, un sastre domiciliado
en Corrientes 56, quien fue al lugar y sacó la botella.
Bertinti dijo que nada tenía que ver con
todo eso y que simplemente tomó la botella por casualidad, por haberla
encontrado y sin saber su contenido.
Parece que no se supo más nada del caso…
Guada Aballe
Fuente: La Revista de Policía, 1 de
abril de 1872.