sábado
EL SANATORIO DE TEMPERLEY
Hace poco más de cien años el Sanatorio Temperley se encontraba a dos cuadras de la estación. Comenzó a funcionar en 1902, ocupaba dos manzanas y estaba rodeado por una verja cubierta de plantas. Un jardín se extendía por todo el terreno lleno de árboles y flores. El complejo estaba formado por dos edificios.
Al entrar a uno de ellos se veía una sala espaciosa y moderna para la época, con gramófomo (aparato para reproducir discos de pasta) y pianola. Ricas cortinas de seda bordada protegían las puertas y ventanas, no faltaban finos cuadros colgando de las paredes junto con plantas y flores adornando el ambiente.
Un escritorio con una biblioteca provista de libros españoles, ingleses y franceses.
En el comedor no faltaba nada, la cocina era un ideal de limpieza y estaba a cargo de un chef. Había también en el sanatorio dormitorios alfombrados con camas de bronce, roperos y muebles importados, cada dormitorio con su correspondiente cuarto de baño el cual contaba con ducha, bañera, lavatorio y espejo. Una curiosidad: se podía graduar la temperatura del agua.
En la planta alta había un hall con sofá, chaise longe y sillas para enfermos. La sala de operaciones con paredes y puertas esmaltadas de blanco tenía aparatos para esterilizar el agua, estufas, vitrinas con instrumentos y una gran mesa. Este sanatorio también ofrecía servicios de rayos X y gabinete para análisis microscópicos y de orina. El personal de enfermería era solícito hacia los pacientes.
El segundo edificio tenía también dos pisos y en su interior era similar al anteriormente mencionado. Entre ambos se hallaba la administración, cuartos para enfermeros y empleados (con comedor, sala y baños), detrás estaban la caballeriza y la cochera.
Los enfermos recibían una cálida atención permitiéndoseles ser atendidos por su médico de cabecera aunque no formara parte del plantel del sanatorio y recibir visitas.
Guada Aballe
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1 comentario:
Interesantísimo el blog!!! Como habitante de Temperley desde hace 50 años me gustaría saber en qué calles estaba el sanatorio, ya que ignoraba por completo su existencia.
Evidentemente pertenecía a la época dorada de Temperley de la que ya quedan pocos rastros.
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